Consideraciones sobre la vacunación en Colombia

Floro Hermes Gómez Pineda, Ph. D.
Twitter: @Florohermes

Con mucho retraso, con respecto a los Estados Unidos, la Unión Europea, China, Japón, Corea, Australia y Nueva Zelanda, Colombia comenzará a inocular la vacuna contra la CoViD-19, ¿cómo dar razón de este retraso que el Gobierno nacional no explica?

Este retraso no explicado, obedece a problemas globales que Colombia decidió enfrentar de manera individual, desaprovechando la coyuntura de que nuestro Ministro de Salud y Protección Social es parte del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud y del Comité Directivo de la Organización Panamericana de la Salud, que le hubiera permitido incidir en los escenarios mundiales.

En enero, un día negro

El martes 26 de enero de 2021 pudimos observar con crudeza la realidad de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 en Colombia:

  1. Fuimos sorprendidos con dos decesos en la madruga: el del señor Ministro de Defensa, doctor Carlos Holmes Trujillo García, y el del señor presidente de la Confederación General del Trabajo de Colombia, don Julio Roberto Gómez Esguerra, curiosamente ambos con 69 años cumplidos;
  2. Conocimos que Bloomberg, el conocido medio estadounidense dedicado a ofrecer servicios de información financiera, ubicó a Colombia –dentro del Ranking de Resiliencia al CoViD– entre los peores lugares del planeta para estar durante la pandemia;
  3. Alcanzamos 2.041.352 de personas diagnosticadas como contagiadas por el SARS-CoV-2 que produce la CoViD-19; es decir, 39.886,41 casos por millón de habitantes, y
  4. Los fallecimientos por esta causa llegaron a 52.128; o, lo que es análogo decir, 1.018,54 muertes por millón de habitantes.

La capacidad de la vacuna

Habiendo pasado el martes negro de enero la gente pregunta, ¿tendrá Colombia la capacidad para vacunar 35.000.000 de personas en poco tiempo? Sí. Colombia tiene mucha experiencia acumulada en planes de vacunación, en acciones coordinadas entre el Ministerio y las secretarías de salud departamentales y entre estas y las municipales de salud. El escollo son las barreras entre los regímenes contributivo y subsidiado y las EPS.

Pero, como la capacidad nada resuelve si se carece de los recursos, la pregunta es ¿de dónde saldrán las dosis para lograr la meta de inoculados? Hasta ahora, de cinco acuerdos, para este año: con Pfizer/BioNTech, Universidad de Oxford/AstraZeneca y Moderna, 10.000.000 de dosis para 5.000.000 de personas, con cada una de ellas; con Janssen 9.000.000 de dosis para 9.000.000 de personas y con Sinovac 2.500.000 para 1.250.000, sin contar con el COVAX que nos garantiza 20.000.000 millones de dosis para 10.000.000.

¿Lograremos la inmunidad de rebaño?

La pregunta es: ¿conseguiremos la inmunidad de rebaño con este número de vacunas y las adicionales que nos garantizan 37.000.000 de inoculados? Puede que sí, puede que no. Esto se debe a que, desde la perspectiva epidemiológica, es difícil lograrlo si no existe una vacunación homogénea y coordinada con nuestros vecinos fronterizos (Brasil, Costa Rica, Ecuador, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela), con los subcontinentales (Suramérica y Centroamérica) a los que pertenecemos, como mínimo.

¿Qué consecuencias trae el que unos países se vacunen y otros no?  Consecuencias impredecibles: puede que no ocurra nada (lo menos probable) o pueden producirse cambios y adaptaciones del SARS-CoV-2 que podrían incidir (no lo sabemos) en la velocidad del contagio, en un incremento de la morbi-mortalidad e incluso en la efectividad de las vacunas.

Finalmente, ¿sirve la vacuna?

¿Evita la vacuna la enfermedad de la CoViD-19? Hasta ahora sabemos que disminuyen, de manera significativa, las probabilidades de que un vacunado padezca formas severas de la CoViD-19, razón, más que suficiente para vacunarse.

Finalmente. ¿cuánto dura la inmunidad de las vacunas? ¿Bloquean el contagio? Estas preguntas no tienen respuesta. Se requiere de estudios longitudinales (observar a grupos de vacunados por años, de manera repetida) para conocer cuánto durará la inmunidad que produce la vacuna y para saber si bloquea el contagio; es decir, sin estos estudios no sabremos si un vacunado transmite o no el virus a otra persona.

A manera de colofón

En conclusión: lo cierto es que la vacuna evita formas severas de la enfermedad. Lo demás, está por verse. Por esta razón, deberemos continuar con el distanciamiento social, el uso del tapabocas, la evitación de los espacios cerrados, los lugares concurridos y los contactos cercanos después de vacunarnos.

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