LA PAZ HECHA TRIZAS

EL LIBRETO

  1. Infiltrar las protestas ciudadanas pacíficas
  2. Atacar, unos sujetos bien entrenados, muy eficaces, rápidos, imposibles de identificar, propiedad privada y huir
  3. Mostrar los destrozos causados para desviar atención y darles prioridad sobre los requerimientos de los manifestantes y la fuerza misma de la manifestación
  4. Generar rechazo y conflicto entre algunos (Por fortuna cada vez menos) ciudadanos
  5. Aparición de la fuerza pública que acude a «salvarnos» de los vándalos (Una vez éstos se ponen de nuevo el uniforme y se fusionan con las fuerzas armadas)
  6. Legitimar exceso de la fuerza pública
  7. Presentar un grupo de muchachos como los cerebros y ejecutores de un plan criminal de un movimiento terrorista
  8. Declaraciones de la Fiscalía la Procuraduría, la Cúpula Militar y el presidente alardeando de sus eficaces movimientos para controlar una peligrosa célula terrorista
  9. Posteriormente, en los siguientes meses, en una hoja secundaria aparecerán poco a poco las noticias de la liberación de los «peligrosos terroristas» por falta de pruebas, por no observancia de los incómodos requisitos para hacer legal su captura,

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 tomado y modificado de Rubén Darío Acosta

Estamos viviendo la crisis que todos temíamos, los peores vaticinios, los presagios apocalípticos que algunos hacían cuando en 2018 el señor IVAN DUQUE se posesionó como presidente de los colombianos y a los pocos meses de gestión empezó a demostrar que todas sus promesas tenían unos condicionantes en letra chiquita, diminuta, escondida detrás de enunciados grandilocuentes hechos a manera de pastillaje.

Pareciera que se tornan realidad las sospechas  de que Iván Duque era un completo advenedizo, un actor de poca monta que hasta habría recurrido al recurso ridículo de pintarse canas precoces para maquillarse de hombre de experiencia, confiable estadista, capaz de timonear este barco maltrecho sobre las aguas agitadas de una tormenta sin fin, que su gobierno no iba a terminar bien y que se iba a limitar a ser el ejecutor de las propuestas de la más tenebrosa caverna encabezada por su mentor, el nefasto titiritero, el hábil ventrílocuo, el culebrero mayor, el señor de la guerra y el padre de los tres huevitos.

Y los tres huevitos empollaron, se convirtieron en inmensas águilas negras, amenazantes rapaces que se dedicaron desde el primer día a reactivar los asesinatos selectivos, las masacres, las amenazas, los desplazamientos. El mayor esfuerzo legislativo del gobierno se dirigió a reescribir y reformar los logros precarios de las últimas décadas, reforma laboral, pensional y en salud, reformas tributarias que, contra lo recomendado por grandes economistas, aumentaban privilegios y exenciones para los ya privilegiados en uno de los países más desiguales del mundo, grandes empresarios, terratenientes, banqueros y las grandes fortunas. La contratación y la nómina estatal se convirtieron en blanco de toda clase de favorecimientos, selección de personas y empresas poco competentes a manera de reconocimiento por sus apoyos preelectorales. La gestión pulcra y transparente pasó a un ominoso último lugar en los criterios para la escogencia de contratistas y dignatarios.

Entre tanto también se desarrollaba una toma de los organismos de control, precisamente aquéllos que están destinados a proteger los recursos públicos y a proteger a los ciudadanos de los abusos de los funcionarios escogidos por el gobierno de turno.

El quinto poder, la prensa, fue acallado mediante el recurso fácil de adquirirla a muy buen precio aprovechando la crisis empresarial que afrontaba, lo que vino a exacerbar la crisis ética y de credibilidad de la misma. Por este camino cayeron El Tiempo, Semana, Caracol, RCN, empresas que habían sido referentes indiscutibles hasta el momento de su adquisición por los grandes poderes económicos, fuente de información y consulta para muchos colombianos.

Así veníamos: En forma metódica, sistemática, el gobierno de Iván Duque, envalentonado por la exitosa operación de cooptación de sus posibles censores y críticos, decide ahondar en sus contrarreformas regresivas, esa refundación legislativa del Estado, y piensa entonces, tomando como pretexto la Pandemia y los gastos, aún no muy claros, en los cuales incurrió, que llega el momento de profundizar las inequidades tributarias y, fiel a su probada metodología de cambiar los nombres  para maquillar los reales alcances de las cosas que propone, presenta una reforma tributaria a la que decide llamar con el ostentoso nombre de “Ley de Solidaridad Sostenible” a la que describe como una propuesta  “Por medio de la cual se consolida una infraestructura de equidad fiscalmente sostenible para fortalecer la política de erradicación de la pobreza, a través de la redefinición de la regla fiscal, el fortalecimiento y focalización del gasto social y la redistribución de cargas tributarias y ambientales con criterios de solidaridad y que permitan atender los efectos generados por la pandemia y se dictan otras disposiciones

De buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno, dicen por ahí. Y este gobierno que tanto se ha querido mostrar como “bien intencionado” escondía detrás de ese nombre, tan largo como el letrero que puso en el Túnel de la Línea, una reforma que incrementaba los beneficios de los privilegiados y le cargaba la mano a la clase media, a las PYMES ya maltrechas por los efectos de la pandemia y gravaba con IVA los productos de la canasta familiar o sea que gravaba también a los desposeídos ofreciéndoles a cambio del pago del 19% de IVA por los alimentos básicos una fortuna de $43.000,oo pesos mensuales como compensación.

Entre tanto le enviaba mensaje de urgencia a un proyecto de ley que cambiaba las condiciones de funcionamiento del sistema de salud, el Proyecto 10, que como ya es habitual promete el oro y el moro pero que ha recibido justas críticas del sector salud porque ahonda las inequidades del sistema por variados mecanismos que no son el objeto de este artículo.

Alarmadas ante la magnitud de la ofensiva legislativa del Gobierno Duque las organizaciones sindicales, gremiales y, en general, aquéllas que agrupan a las fuerzas populares y que conforman el COMITÉ DE PARO programaron un paro general para el día 28 de Abril, convocatoria por la cual recibieron palo de todas partes pues se daba precisamente durante el agravamiento de la pandemia de COVID 19, la así llamada tercera ola, durante la cual se ha registrado un importante número de contagios que han puesto contra la pared la capacidad operativa y resolutiva del sistema de salud.

A esa convocatoria se sumaron organizaciones campesinas, indígenas, estudiantiles, partidos y movimientos políticos críticos de la gestión del gobierno de turno y, en general, la población indignada e iracunda por la sucesión de embustes del gobierno Duque, su falta de liderazgo y empatía, el controvertible manejo de la pandemia, el manejo presupuestal, el incumplimiento acerbo al tratado de paz, la diarias muertes selectivas, la reactivación del paramilitarismo, el aumento de la pobreza, la miseria, el hambre, la negativa a ofrecer una renta básica digna a los ciudadanos y una larga lista de etcéteras cada vez más ominosos

El 28 de abril, contra viento y marea, incluso pese a decisiones prevaricadoras e inconstitucionales de una magistrada bastante cuestionada, a pesar de las amenazas de incremento de los contagios con COVID 19, la gente desesperada e indignada salió a las calles. Miles de colombianos marcharon por todas las ciudades en una jornada histórica que resultó convocar a un número mayor al esperado de participantes. Ese fue el comienzo, a lo largo de los siguientes días, hasta la fecha de hoy, se han registrado marchas, bloqueos, expresiones artísticas multitudinarias y, como siempre, empezó concomitantemente la acción de los así llamados “vándalos”, sujetos que actúan en grupos de unas pocas decenas, vienen apertrechados con cocteles molotov, papas bomba, objetos contundentes con los que atacan a la policía y rompen vitrinas, pintan paredes y asaltan negocios situados en el camino de las marchas.

Como es habitual, después de la actuación de los tales vándalos, estructuras conformadas por sujetos atléticos, bien entrenados, que aparecen y desaparecen en forma vertiginosa, en operaciones sospechosamente muy bien organizadas, muchas veces en las propias narices de los efectivos policiales, comprometedoramente cerca de ellos, vino la reacción violenta e indiscriminada de los uniformados: Entonces aparecieron las armas de “baja letalidad”, las bombas aturdidoras y los gases lacrimógenos, disparados no en forma parabólica, sino directamente al cuerpo de los manifestantes.

Ante la magnitud de la protesta aparece un factor de división importante, el señor ALVARO URIBE VÉLEZ desde su trinchera en redes sociales , empieza a pedir la intervención armada de los policiales y el ejército, difunde teorías conspirativas, tema en el que es claramente un experto, hablando de una teoría denominada “Revolución Molecular diseminada” algo así como una derivación de los efluvios del “foro de San Pablo” y las  “Brisas Bolivarianas” aplicados, lo que genera un empoderamiento efectivo de las fuerzas armadas legales y las no legales para abrir fuego contra los rebeldes.

Llegan entonces los heridos y los muertos, los detenidos que se convierten en desaparecidos, los que pierden sus ojos, los que terminan sufriendo verdaderos linchamientos a manos (y especialmente pies y garrotes) de los efectivos policiales. Desde un comienzo, sin embargo, se pudieron documentar policías disparando sus armas de fuego a la multitud. Hoy, merced a ese comportamiento, se cuentan cerca de 46 muertos, centenares de heridos, y las cifras vienen subiendo sobre todo después de que algunos “particulares” se sintieron empoderados para sacar armas de largo alcance para “ayudar” a “combatir” a los rebeldes.

Entre tanto los medios afines al gobierno lanzan una campaña de aniquilamiento moral de la protesta, muestran sólo la acción de los llamados “vándalos”, vitrinas trotas, mobiliario callejero destruido, imágenes fugaces de algunos heridos, especialmente policías a quienes insiste en promover como víctimas de unos criminales enloquecidos, una horda de asesinos anárquicos, con lo que da justificación a la masacre que los agentes legales e ilegales del gobierno están provocando.

Los medios alternativos y la prensa internacional muestran otra imagen, la de las provocaciones y las agresiones, los abusos policiales, los asesinatos a sangre fría. Desde diversas partes del mundo llegan advertencias sonoras al gobierno de Iván Duque para que cese la agresión indiscriminada contra los manifestantes y se digne a manejar las cosas a la manera de un estadista, se llega incluso a hablar que frente a las cifras de muertos, heridos y desaparecidos el señor Duque podría verse involucrado en investigaciones en organismos internacionales de Justicia.

A esta fecha en Colombia continúa viva la expresión de ira e indignación, de valentía y consistencia, de dolor y rechazo del pueblo colombiano en contra de un régimen que no cesa de responder con plomo a sus peticiones, manchando de sangre sus calles y acallando la denuncia y rechazo de sus infamias. Muchos colombianos envían mensajes de denuncia a través de redes sociales a organismos de justicia internacional acompañados de fotos y videos de las agresiones.

Intentando contener la ira popular el gobierno da vuelta atrás y pide retirar la reforma tributaria, se separa del gobierno al Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, pero el movimiento popular no cesa, son muchas las razones que lo justifican… No basta con el retiro de la Reforma Tributaria, tampoco con el hundimiento del Proyecto 10 de reforma a la salud, tampoco con la derogación de las reformas a cuentagotas laboral y pensional, la pregunta es: ¿Cómo dejamos que un gobierno que hace esas propuestas llegara al poder?

Entonces, al fin de dos semanas casi de levantamiento popular, con las cartas jugadas sobre la mesa por parte de sujetos como ALVARO URIBE y sus acólitos que piden sangre y más sangre, uso de la fuerza y represión severa contra los manifestantes sale Iván Duque a hablar de buscar emprender un diálogo social, para lo cual empieza por llamar a los dirigentes de los partidos afines a su régimen en orden de afinidad, llama a dirigentes  de la derecha, la derecha light, a unos representantes de la juventud elegidos a dedo y, en el día de ayer, al COMITÉ DE PARO, con el que lamentablemente no llega a ningún acuerdo.

En las últimas horas, mientras el presidente hace simulacros de diálogo con espejos, aumentan los ataques de pistoleros contra manifestantes desarmados, especialmente en Cali y Pereira, al amparo de la “autoridad”. El tal diálogo social se revela como otra patraña, otro embuste de un gobierno artero y manipulador, un escenario donde sólo hablan el plomo y la muerte.

Siguen asesinando jóvenes en Pereira, obsecuentes los asesinos disparan a diestra y siniestra, llenando de sangre y dolor las calles. Obedecen las indicaciones veladas del alcalde de esa ciudad y los trinos infames y provocadores de Álvaro Uribe. La tierra paramilitar se mueve, sus cultores empiezan a disparar sus armas contra la minga indígena y en su primera jornada dejan una decena más de heridos. Las posturas se alejan. La sangre corre, sus torrentes distancian aún más a los adversarios, violencia clama violencia, no sabemos a esta hora dónde vamos a parar.

Esa es la real expresión de un «diálogo» emprendido por un presidente aislado, timorato y pusilánime: El ataque que hacen pistoleros de civil, presuntamente policías, a manifestantes inermes en las calles de Cali, Pereira, Bogotá, Madrid… Se cumple la amenaza del bravucón que gritaba «Bala es lo que hay»

No hay iglesia para el rebelde, no hay piedad con el que protesta, ni clemencia con el que sufre, no hay justicia para el oprimido, no hay salud para el enfermo ni educación para el que ignora. Colombia es un país de abusivos privilegios donde los derechos se luchan en las calles

El insomnio se volvió costumbre. ¿Cómo dormir si estamos en manos de canallas sedientos de sangre? La aurora llega sobre las calles convertidas en campos de batalla, sangre por doquier, cuerpos inanimados, heridos y desaparecidos. La muerte y el terror campean. Tendencias con el nombre de Duque Asesino, SOS Colombia Nos están matando, empiezan a volverse virales. En las principales ciudades del mundo se presentan expresiones de solidaridad con el pueblo colombiano, la violencia no cesa.

Fiel a los dictados infames del anciano criminal y expresidiario, Iván Duque demuestra su tendencia a actuar exacerbando la violencia y la división, demostrando su incapacidad de ser factor de unión de los colombianos. Con litros y litros de sangre intenta aplacar el repudio y la indignación popular.

Con violentos estertores el Uribismo se despide del presente, su reinado de terror de más de veinte años llega a su fin, los tres huevitos empollaron aves siniestras sedientas de sangre, pero han tomado por objetivo la más preciada, la de nuestros hijos…

Frente a la mentira, la difamación, la corrupción galopante, la masacre consuetudinaria, al abuso legislativo, al nombramiento de inútiles en altas dignidades, no cabe medianía alguna, no caben matices. El silencio y la inconsistencia no son centro, son complicidad. Malditos sean los hipócritas que permiten que actúen los asesinos para después salir a lamentarse. Malditos sean los canallas que engañan al pueblo, lo asustan y se alían con mafiosos para llegar al poder. Malditos los que crean privilegios negando derechos

En medio de este desorden, de esta hemorragia continúa, el presidente sale a pedir calma y tranquilidad y la gente se pregunta ¿Entonces ahora, después de asesinar y desaparecer a decenas de muchachos, de herir y detener a centenares, de ultrajarlos, torturarlos y llamarlos vándalos, ladrones, criminales, vienen a decir que nos calmemos, que dialoguemos, que no más sangre, mientras siguen disparándonos?

Atravesamos horas aciagas, el peor escenario está presente, los reparos de quienes decían con cierta sorna desde un comienzo que Duque no iba a ser capaz con la responsabilidad de unir a Colombia se demuestran reales, terrible y apocalípticamente ciertos. ¿Cómo podía unirla cuando su campaña fue una suma de infundios, embustes y calumnias?  ¿Cómo unir a un país cuando te asocias con delincuentes para alcanzar el poder? ¿Cómo unir a un pueblo al que gobiernas protegiendo los privilegios de sus verdugos y siendo indiferente o cínico frente a sus justos reclamos y necesidades?

Hoy Colombia es un escenario de guerra civil, una nación fallida, la mayor amenaza de los copartidarios del actual presidente se hizo realidad. Hicieron trizas la Paz.

CARLOS FAJARDO MD

Mayo de 2021

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