LA TRIADA GENÓMICA. 4ª parte: El microbioma y la finalidad de la vida

El ser humano como especie ha evolucionado en una asociación estrecha y constante con una flora microbiana compleja. En realidad, está demostrado que el cuerpo humano es un complejo ecosistema con trillones de bacterias que habitan la piel, los genitales, la boca, la úrea y, sobre todo, el tracto digestivo, sistemas que se conocen en la actualidad como microbiotas y que nos pueden hacer pensar que nosotros somos apenas hospederos de múltiples colonias de microorganismos que han podido sobrevivir cómodamente y que nos regulan en varias situaciones al manipular nuestro código genético.

Joshua Lederberg, Premio Nobel de Fisiologí­a y Medicina en 1958, fue quien inició el concepto de microbioma al demostrar que las bacterias comensales mantienen un intenso intercambio genético entre ellas y entre las células del hospedero; posteriormente se propuso el término de microbioma para aludir a la totalidad de los microorganismos, sus elementos genéticos (genomas) y las interacciones que establecen con el medio ambiente en el que se encuentran (epigenética) es lo que hemos venido comentando como la triada genómica; esta relación es tan intensa que el propio Lederberg llegó a proponer que el material genético de los microbios tendrá que considerarse como parte del genoma humano.Se ha estimado que el total del material genético del microbioma es 100 veces superior al del genoma humano, de manera que, paradójicamente el contenido genético de los microorganismos que habitan en el ser humano es significativamente mayor al del cuerpo humano que lo alberga.  

El conocimiento de la triada genómica nos obliga a replantearnos conceptos que teníamos por inamovibles. Cuando nos preguntamos sobre la muerte, tendemos a pensar solo en nosotros, como si fuéramos los únicos seres vivientes con características especiales de poder trascender. Para cualquier ser viviente solo hay un mandato: LA VIDA ES SAGRADA, pero la vida de la especie, no la del individuo. Como médicos lo sabemos, cuando tenemos que tratar a diario con la resistencia bacteriana incluso viral.  

Los humanos somos los únicos que, al tomar conciencia de nosotros, consideramos que la vida individual es la única importante, nos consideramos especiales incluso entre nuestra misma especie. Es probable que este concepto, haya sido el causante que los únicos humanos seamos los Sapiens, pues hace 400.000 años había al menos 6 especies de homínidos y, lo más probable es que, los sapiens los fueron exterminando progresivamente. Pero ese concepto no ha cambiado. Hoy nos queremos sentir más humanos algunos, cada vez buscamos discriminarnos más, aún persisten conceptos de racismo y xenofobia por un mal concepto de patriotismo. Asistimos a diario a manifestaciones de grupos que quieren tener derechos especiales, llámense mujeres, negros, indígenas, homosexuales, por citar algunos, Cuando todos deberíamos tener los mismos derechos. Los únicos que deberían tener derechos especiales deberían ser los niños los ancianos y los enfermos.

Muchos iniciamos nuestra carrera pensando que nuestro objetivo es salvar vidas. La experiencia nos enseña que lo único que podemos hacer, es ayudar a vivir y a buen vivir, porque también hay que tener en cuenta a la muerte. Somos mortales, es decir que tenemos un ciclo que es la vida y cuando esta no cumpla los requerimientos mínimos se debe dejar que el proceso natural se desarrolle. Cada vez más, se tienen en cuenta los llamados criterios pronósticos, especialmente en cuidado intensivo y oncología con el fin de no prolongar agonías. 
Como especie tampoco es que seamos mejores. La religión tiene un mandamiento: “No mataras” pero si son herejes o infieles (desde el punto de vista religioso) se puede hacer una excepción.  Los gobiernos consideran el homicidio como delito, pero también tiene su excepción si llegan de otro país a invadir o se quiere expandir o castigar por intereses económicos o simplemente como muestra de poder.  Y no se mide el costo de las vidas, ni los perjuicios adicionales incluso para los mismos 
agresores, al utilizar los adelantos científicos para fines destructivos, ignorando el potencial dañino, me refiero a una guerra bacteriológica o a una guerra nuclear. De pronto la profecía de Einstein se puede volver realidad cuando decía: “No sé cuándo será la tercera guerra mundial, pero de lo que estoy seguro es que la cuarta será con piedras y palos” y yo complemento, si es que queda algún humano o forma de vida, pues con los adelantos actuales, por ejemplo, si llegara a estallar una bomba de cobalto partiría el planeta en dos. 

Creo que es bueno que asumamos nuestra real posición en el universo, en el mundo, en donde estemos, eduquemos a nuestros hijos en ese sentido, que sepan que somos un eslabón dentro de un ecosistema a su vez dependiente de otro más grande. Confiemos que el discurso de muchos profetas actuales no se cumpla y es que no nos queda mucho tiempo de vida ni siquiera como especie.

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