Poema 46. Dímelo (1987).

Fragmento [1]

Ahora cerraré mis labios para oírte. Dímelo. Hace décadas espero. Puede ser con la mirada, que no es movimiento de tus ojos, es tu interpretación, tu actitud frente a la incertidumbre.

¿Cómo saber que es dolor?
El viento gime
y podría ser de amor.

No toda palabra es amenazante, no toda aspiración es infame. Hay mucho más para descifrar sobre eso que en apariencia te invita a esconderte o a atacar al otro.

¿Cómo saber que es amor?
El viento gime
puede ser la flecha del vengador.

Es cierto, no todo lo dicho por los líderes es para iluminar. Hay quienes solo encandilan con la linterna del cazador, que en la noche enceguece a la presa antes de disparar y capturarla. Tendrás que mirarlo por ti, incluso con ojos cerrados que a veces miran más. Pensarlo, distinguirlo desde tus adentros, para finalmente decidir.

Cierro entonces mis labios para oírte frente al mismo horizonte que vi en el pueblo, hace ya mucho, que persiste con crespones en tantos sitios que hoy repaso con inmensas ganas de llorar:

Arriba todo es negro, las nubes rugen al bajar,
no tienen otra forma
de hacerse notar,
ayer perdieron toda
figura y colorido
y se lanzan en bramido
sobre San Juan.

Más en: https://hernanurbinajoiro.com/

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.