LA TRIADA GENOMICA: DETERMINANTE DE LA SUPERVIVENCIA Y LA SALUD

1ª parte: LAS MICROBIOTAS

El asedio de Tiro por Alejandro Magno fue antes que todo, una batalla de ingenios entre Alejandro y los Tirios, que terminó ganando Alejandro. Pero luego de superados los inconvenientes y construido el dique que comunicaba a la isla, Alejandro no se atrevía a dar la batalla final esperando una señal divina. Finalmente llegó, una mañana aparecieron todos los panes con un tinte rojizo, así que Alejandro inició la batalla y pudo conquistar esta ciudad. Este tinte rojizo que aparecía en los panes era común en Europa, pero no impedía que lo ingirieran, porque no producía nada especial. Volvió a tener protagonismo hacia 1948 cuando los científicos gringos quisieron estudiar la forma en que podían extenderse los microorganismos en el caso de una guerra biológica. Así que cultivaron la bacteria más inofensiva, (la causante del tinte rojizo en los panes) y llevaron una buena cantidad de ellas, a la mitad del océano pacífico y las esparcieron: 2 años más tarde se presentó la primera epidemia de sepsis por Pseudomona aureoginosa

Pero entonces, ¿Qué pasó? ¿En qué momento cambiaron de ser las bacterias más inofensivas en las más agresivas? ¿Que las cambió, los cultivos o las condiciones en el mar? Esto nos enseña que tratar de manipular los microorganismos, fácilmente se nos puede salir de las manos. Los microorganismos han jugado un papel muy importante en muchos momentos de la historia: La peste negra que diezmó a la población europea. Es probable que Colón hubiera descubierto América gracias a la sífilis. La viruela mató muchas personas en Europa, incluidos los reyes, prácticamente acabo con los Hausburgo y fue utilizada a conciencia en varios momentos o sin darse cuenta por los conquistadores de América, se dice que a los Aztecas los acabó más la viruela que la guerra con los españoles y en EEUU y Suramérica igual.

Pero esos son unos pocos ejemplos de cómo microorganismos externos nos pueden causar enfermedades y una de las razones por la que nos tienen convencidos que las bacterias solo son dañinas, produciendo infecciones. Una especie de guerra perpetua entre las bacterias y nuestro organismo. Sin embargo, lo más asombroso es que nuestro organismo está compuesto de 10% de células y 90% de microorganismos y muchas de las funciones y elementos de nuestro organismo son realizadas por las bacterias, es más son las causantes de que podamos vivir y proporcionan nuevos cambios genéticos que le heredamos a nuestros hijos. Finalmente, Lamarck tenía razón existe herencia de caracteres adquiridos.

Así pues, billones de seres vivos han convivido con nuestro cuerpo a lo largo de la evolución y son fundamentales para la vida y la salud humana. De hecho, no hay modo de que los humanos podamos vivir saludablemente si no es en simbiosis con las bacterias benéficas. Dicho equilibrio recibe el nombre de eubiótica y su desbalance DISBIOSIS.

El término “microbioma” se refiere al número total de genes y “microbiota”, es la población microbiana presente en los diferentes ecosistemas del cuerpo. 

La microbiota humana incluye bacterias , hongos , arqueas y virus.  El microbioma humano se refiere a sus genomas .

Los sistemas microbióticos se encuentran principalmente, en las estructuras que tienen contacto con el medio ambiente: las mucosas, entre ellos el más extenso es el Sistema digestivo; sus funciones inmediatas son:

DIGESTIÓN Y METABOLISMO: Regulan los procesos digestivos y metabólicos pues generan vitaminas del complejo B como la B3 (niacina), B6 (piridoxina), el ácido fólico, la vitamina K y la biotina; también producen enzimas digestivas: lactasa, enzima que digiere el azúcar de la leche, proteasas que digieren proteínas, amilasas que digieren almidones y lipasas, que digieren grasas. La presencia en el tubo intestinal del ácido láctico generado por las bacterias benéficas mejora la absorción y utilización de minerales como el calcio, el hierro y el fósforo. Ayudan a generar azúcares y grasas, digiriendo azucares complejos aportados por la dieta (que nosotros no podemos digerir), lo cual contribuye con un 10% del total de nuestros requerimientos energéticos.

FUNCIONES DEFENSIVAS: Constituyen una barrera defensiva de primer orden que posee capacidades bacteriostáticas, antitóxicas y anticancerígenas. Producen sustancias bacteriostáticas como acidolina, acidolfina, lactocidina y bacteriocina, que son activas contra una amplia gama de bacterias patógenas como las Salmonella, el Estafilococo aureus o el cólera y muchas más; también combaten virus y levaduras invasoras y además fortalecen nuestro sistema inmunológico. Sintetizan proteínas bacteriostáticas con un rango de acción más estrecho que los antibióticos, pero son más letales y no tienen efectos secundarios nocivos. Son la primera barrera defensiva contra las infecciones. Resulta esencial un tratamiento de reconstrucción de la flora intestinal en casos de infecciones de vías respiratorias, gastrointestinales, vaginales y de vías urinarias, luego del uso de antibióticos.

Compiten con los microorganismos patógenos por los nutrientes y así los mantienen bajo control. Ocupan los lugares donde pudieran fijarse los patógenos. Alteran los niveles de pH y de oxígeno haciéndolos desfavorables a los patógenos. Producen peróxido de hidrógeno, un potente desinfectante (para lo cual requieren de un buen aporte de ácido fólico y riboflavina). Producen antibióticos naturales. Disminuyen el colesterol alto y sus niveles anormales tienen que ver con la obesidad y el desarrollo de la diabetes. Desactivan contaminantes y sustancias tóxicas y generan sustancias anticancerígenas. Modulan el envejecimiento.

Promueven el movimiento intestinal al producir ácido láctico y, una vez muertas, conforman un porcentaje importante del peso de las heces fecales (hasta el 30%). Optimizan las funciones del tubo digestivo. Ayudan a reabsorber estrógeno de la bilis, por lo cual pueden ser útiles en casos de menopausia y osteoporosis. 

La interacción de nuestras bacterias con el sistema inmunológico genera varios procesos de los cuales depende la correcta actividad de nuestra defensa inmune a lo largo de las mucosas intestinales. Recordemos que ahí tiene lugar 80% de la actividad de nuestro sistema inmunológico. La alteración de esta actividad de defensa a lo largo del tubo intestinal se asocia con diversas patologías, sobre todo con algunas enfermedades autoinmunes. Por si fuera poco, diversos factores comunes de la vida moderna contribuyen a desequilibrar a nuestras bacterias intestinales:

  • Estrés
  • Lactancia artificial
  • Uso recurrente de antibióticos
  • Consumo regular de azúcar refinado
  • Falta de consumo de frutas y de verduras
  • Diversos fármacos: esteroides
  • Anti-inflamatorios
  • Anticonceptivos
  • Laxantes, etcétera
  • Consumo excesivo de bebidas alcohólicas
  • Cloro presente en el agua potable
  • Alto consumo de grasa en la dieta.

¿CÓMO PODEMOS FORTALECER A LAS BACTERIAS INTESTINALES?

Por un lado, consumiendo alimentos prebióticos, así llamados porque proporcionan azúcares complejos que contribuyen a la nutrición de las bacterias intestinales (consumo regular de frutas y de verduras), y por el otro lado ingiriendo los famosos alimentos probióticos, que son aquellos que aportan bacterias benéficas vivas que colonizan nuestros intestinos, como por ejemplo los productos lácteos fermentados como el yogurt o la leche de búlgaros.

La alteración del microbiota intestinal se asocia con múltiples enfermedades y cada día se relaciona con otras más. Las infecciones más frecuentes pueden tener ahí su causa, así como también algunos tipos de alergias y diversas enfermedades autoinmunes, diversas alteraciones del tubo digestivo y del metabolismo como la obesidad, la diabetes, la elevación del colesterol y algunas alteraciones del hígado, problemas de la piel, algunos tipos de cáncer e inclusive procesos degenerativos del sistema nervioso (recientemente se ha asociado el Parkinson y el Alzheimer con alteraciones de las bacterias intestinales). Por su importancia en la síntesis y absorción de diversos nutrientes un desequilibrio de nuestro microbioma puede intervenir en patologías relacionadas con falta de estos, como por ejemplo la osteoporosis.

Este es pues, un integrante y su interrelación y equilibrio con el medio ambiente y el genoma en lo que se ha llamado la triada genómica, son la base para mantener la salud y la vida misma. 

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