EDITORIALISTA INVITADO. MAL DE ASCLEPIO O SÍNDROME JUDICIAL MÉDICO.

Se asocian crecientemente, de manera criminal, abogados, pacientes y médicos perversos contra médicos honestos.


No se trata de la situación de quien denuncia legítimamente una transgresión cometida por un médico. El Mal de Asclepio o Síndrome Judicial Médico describe la actuación calculada por auténticos «enfermos» —en el sentido sociopático—, con manifiesta intención de ocasionar daño a médicos inocentes, comúnmente a través de prácticas delictivas, ocasionando además males permanentes en la salud física y mental de quienes se habían esforzado, irónicamente, para sanar a los demás, en esta era de degradación de la profesión médica, en este momento extraño donde el bastón de Asclepio, dios de la medicina, fue cambiado por el caduceo de Mercurio, dios del comercio y también de los ladrones1.

         En la creciente confabulaciónde abogados, pacientes y médicos perversoscontra médicos honrados, interviene el mismo mal abyecto que siempre amenazó la vida de Asclepio, dios de la medicina2: la intención deliberada de arruinar emocional y físicamente al profesional de la medicina y a su familia para reducirlos y obtener de ellos lucro personal.

         Sobre el caso concreto de El imputado inocente indefenso3el criminólogo español Miguel Ángel Gallardo Ortiz —que también designaesta situacióncomoel Síndrome Forense de Sócrates— argumentó sobre la falsa —y a la postre funesta— acusación al filósofo griego, advirtiendo que

Siempre hay un claro dilema jurídico consecuente cuando se formula una acusación, porque si no hay delito, el que acusa comete una calumnia, y por lo tanto, desde el mismo momento en el que se acusa, algún delito sí que hay, indefectiblemente4, concepto que introduce a varios puntos centrales en torno a esta ominosa corriente de abogados, pacientes y médicos perversos, señalados por otros dos expertos en el tema, Roberto I. Keklikián y Juan Carlos Nassif:

También son malos profesionales:

-El abogado que patrocina una demanda absurda por mala praxis sin siquiera cerciorarse que posea un «mínimo» grado de razonabilidad

-El médico que «asesora» a un abogado para «dar lógica de sofisma» a una demanda absurda por mala praxis (cuando sabe que lo que ocurrió es claramente contradictorio con lo que planteará en su «asesoramiento»)

-En estas dos situaciones anteriores, abogados y médicos debieran también responder y resarcir los daños que su praxis genera sobre el profesional injustamente demandado

-Este daño es tan legítimamente resarcible como el daño que debe resarcir un profesional de salud al cometer una real mala praxis5.

En la medicina hay muchos síndromes inofensivos; en cambio el mal siempre es malo y busca enquistarse en lo más profundo para destruir cada vez más. Sócrates no fue médico y el mal judicial que aquí analizamos es contra la profesión médica, no contra otra profesión. El Mal de Asclepio o Síndrome Judicial Médico es la imputación temeraria a un médico, formulada de mala fe, cometiendo falsedad en documentos privados y públicos, calumniando e injuriando, entre muchos otros delitos que el médico probo debe conocer y denunciar para evitar que lo destruyan. Con esto podemos adelantar una recomendación: el inocente siempre debe luchar por su inocencia. Incluso —el, para muchos, resignado— Sócrates tras oír a sus acusadores, defendió:

Yo no sé, atenienses, la impresión que habrá hecho en vosotros el discurso de mis acusadores. Con respecto a mí, confieso que me he desconocido a mí mismo; tan persuasiva ha sido su manera de decir. Sin embargo, puedo asegurarlo, no han dicho una sola palabra que sea verdad6.

Los doctores Roberto I. Keklikián y Juan Carlos Nassif retomaron los análisis de Gallardo Ortiz y lo confrontaron con las consecuencias fatales que tienen las falsas imputaciones sobre la salud física y mental de los médicos, situación que Keklikián y Nassif volvieron a describir, como el propio Gallardo Ortiz, por Síndrome Forense de Sócrates, en un estudio sobre 64 profesionales de la salud demandados por mala praxis:

a) Daño físico: Desencadenamiento o empeoramiento de dolencias físicas tales como hipertensión arterial, úlcera gastroduodenal, asma bronquial, cardiopatía isquémica y otras

b) Daño psíquico: Síndrome de Burnout (síndrome de desgaste profesional) o estadíos previos al mismo, trastornos del sueño, pérdida del apetito, pérdida de entusiasmo en el ejercicio de la profesión, descreimiento y preocupación exagerada por problemas cotidianos, depresión, temor frente al paciente (asistencia médica defensiva), tabaquismo, alcohol o drogodependencia, carga inconsciente de culpa, ataques de pánico, etc.

c) Daño social con alteración de la relación «médico-paciente», mayor tendencia a la medicina defensiva, alteración de su calidad de vida, incertidumbre futura a nivel laboral y profesional, económico y familiar, deterioro de la relación con sus colegas, etc7.

Las crecientes asociaciones siniestras de abogados, pacientes y médicos perversos contra médicos inocentes han impulsado una medicina acobardada y defensiva —por lo tanto, peligrosa—, encarecida además por la compraventa de seguros y exageradas pruebas diagnósticas, inútiles para sanar, pero acaso útiles para defenderse ante los jueces8. Frente a todo esto, los médicos honorables deben hacer lo suyo: ejercer con idoneidad y escribir con claridad y lo más completas posibles sus historias clínicas9. La rapidez con que se escribe puede hacer que, incluso, lo impreso con máquinas no esté siempre completo o bien escrito. Esto es delicado hoy, ante regímenes que imponen velocidad a los médicos para atender pacientes, muchos de ellos que miran a su médico como fuente de dinero e intentarán entablarle demandas desvergonzadas.

Es necesario un esfuerzo de gobiernos y universidades para fortalecer la educación médica continuada con el mejor estándar ético posible. Pero no menos crucial será la conjunción de voluntades de las asociaciones científicas, tribunales de ética médica, academias de medicina y de jurisprudencia para crear un sistema de reacción inmediata que preserve incluso la vida de los médicos probos, enfermados de muerte por abogados, pacientes y médicos perversos, como se dijo —sociopáticamente— muy «enfermos». 

La colectividad debe reaccionar contra este desmedido mal —Mal de Asclepio o Síndrome Judicial Médico— que, si bien es un mal que hoy amenaza de muerte a los médicos, finalmente amenazará la vida de la sociedad entera.

REFERENCIAS

1.  Urbina Joiro, Hernán. En la era del caduceo de Mercurio. Medicina. Vol. 32. N. 2:171-176. Bogotá. 2010. 


2.  Píndaro. Obra Completa. Madrid. Cátedra, 2000.


3.  Gallardo Ortiz, Miguel Ángel.  El Imputado Inocente Indefenso o el síndrome forense de Sócrates. Cooperación Internacional en Tecnologías Avanzadas (C.I.T.A.) SL, 2002.


4.  Gallardo Ortiz, Miguel Ángel.  El Imputado inocente indefenso o el Síndrome Forense de Sócrates, op. cit.


5.  Keklikián, Roberto; Nassif, Juan Carlos. Síndrome Forense de Sócrates. Clínicas Perinatológicas Argentinas Vol. 4, 2005-2006.


6.  Platón. Diálogos. Apología a Sócrates.  Núm. 13 A (Tomo I). A, pag. 1. México. Porrúa. 2007.


7. Keklikián, Roberto; Nassif, Juan Carlos. Síndrome Forense de Sócrates, op. cit


8. Urbina Joiro, Hernán. En la era del caduceo de Mercurio, op. cit.


9. Urbina Joiro, Hernán. Letra de médico. Cartagena de Indias. 5 de abril de 2013. https://hernanurbinajoiro.com/letra-de-medico/ 


[*] Reumatólogo. Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina de Colombia.  

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.