MÉDICO RURAL. POEMA 65

Médico rural

A Germán Vargas Lobo

Improbable exigencia que hay que hacer probable
Médico rural especialista
obstetra afable
internista
oculista
psicólogo insondable
amigo de quien los amigos evitan
víctima expiatoria de los que el odio invade
en el maletín palabras buenas, no boticas,
en la receta esperanza a quien dejó la esperanza.
¡Prodigio de atender nacimientos donde se nació un día!
Tremor al confirmar la muerte de quien te quiso en su casa.
Trasnochador
amenazado
madrugador
asesinado
viajero
prisionero
del hospital,
son muchos
todos en uno
médico rural.

Frente al consultorio caminos descubiertos
arenas y montes,
gentes con sus sueños maltrechos
que acunan al aire bajo un remedo de techo
niños, niñas, mujeres, hombres
entre el baldío sin horizonte
Centro Rosita Dávila de Cuello
a su frente otro pueblo
con penar que en mi consulta no esconde
no son los más enfermos
desde arriba, de los cerros
desciende el peor azote
secuestros
extorsión, desasosiego
una guerra se vislumbra entre terribles guerreros.

¡Una y otra vez! ¡A la puerta llaman!
¡Vamos a ver! ¡Arriba a la camilla!
Umm. La mirada cansada
la piel en las costillas
palpitares en manadas
un abdomen que grita.
Su boca abra:
«¡Ah!». Tiene miles de palabras atascadas en gavilla.

Multiplica
multiplica
tu experticia
médico cabal,
regala
regala
tu buena semblanza
médico leal,
persiste
persiste
aún dicen que la gratitud existe
médico rural.

Hernán Urbina

Valledupar, octubre de 1989.

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