ESA MARAVILLA LLAMADA CEREBRO: DECISIONES

José Miguel Parra MD

Tenemos 2 tipos de conciencia: La que nos determina sobre lo que es éticamente correcto y la que nos pone en relación con nuestro entorno y actuar en consecuencia, lo que conocemos como el estado de alerta. Es a este último al que me voy a referir.

El hecho de estar alerta es debido a que tenemos un sistema racional que procesa los estímulos que recibimos para poder reaccionar y tomar la decisión ante los diferentes problemas que se nos presentan. Pero… es un sistema que tiende a simplificar y automatizar lo que analiza y con frecuencia obtenemos una sola forma de apreciar la realidad. Por ejemplo, si yo le pido a alguien que me consiga un pedazo de palo de 2 metros de alto por uno de ancho, es probable que no llegue a descubrir que lo que le estoy pidiendo es una puerta. En la década de los setenta, la salida de Bogotá por el norte estaba enmarcada por 3 puentes (¿Los bogotanos recuerdan como se llamaban?… … Sí, el primero, el segundo y el tercer puente) El tercer puente era el más bajito y allí se fue a incrustar un camión que estaba saliendo. La gente que acudió a presenciar el hecho miraba hacia lo alto y trataba de pensar cómo se podía hacer para retirar el camión. Uno opinaba “Hay que tumbar medio puente” otro decía: “No es necesario, hay que bajar la carga y desmontar la carrocería” otro terciaba “Con que se baje media carga, se puede aserrar la parte de arriba de la carrocería” y un niño de unos 12 años preguntó: “¿Y por qué no le desinflan las llantas?”

En realidad, para procesar la información y actuar en consecuencia en todo lo que hacemos tenemos 2 sistemas, uno lógico y uno emocional y aparentemente están en conflicto todo el tiempo. Ese estado que adquirimos desde el momento en que nos despertamos y tenemos que tomar decisiones: Si nos levantamos inmediatamente o nos quedamos “5 minuticos más”. Si nos duchamos o hacemos “lavado de gato”. ¿Qué prenda de vestir vamos a usar? Si nos comemos esa torta o no. Nos enfadamos a nosotros mismos con ese aparente conflicto en algunas ocasiones. Sin embargo, los 2 son importantes porque se complementan para tomar una decisión que va de aspectos tan simples como hacer mercado. La parte lógica nos da una serie de datos: El precio, el peso, la calidad, la marca, el color, etc. …. Pero es la parte emocional la que nos define que articulo comprar, al darle el adecuado valor a cada uno de estos datos.

Estos sistemas con bastante frecuencia están sincronizados, sin embargo, hay situaciones en las que uno de ellos toma la decisión sin la participación del segundo. Por ejemplo, cuando vamos conduciendo y de repente frenamos súbitamente o damos un cabrillazo antes de darnos cuenta de que había que hacerlo para evitar un accidente.

Cuando es la parte emocional la que toma la prioridad generalmente hay problemas. Recordemos los experimentos de Pávlov de hace muchos años, cuando en sus experimentos con ratones, los acostumbraba a que cada vez que los ratones bajaban una palanca recibían alimento, pero, después de un tiempo, los ratones continuaban bajando la palanca, aunque no tuvieran la recompensa deseada. Estas conductas se deben a que tenemos un sistema muy primitivo, que es el de la dopamina, una sustancia que generalmente mantiene niveles en sangre estables, pero si realizamos una acción o tomamos algo que sea agradable, los niveles de dopamina aumentan con lo que la sensación de agrado aumenta. Es la base de la adicción.

En el mundo y especialmente en USA tienen este gran problema, Mas de la mitad de los prisioneros tienen como principal causante el consumo de droga, apenas por mencionar uno de las consecuencias de la drogadicción, y las leyes se han encauzado casi que únicamente en la producción y distribución de estas sustancias y muy poco por el consumo, sin tener en cuenta que, si se disminuye la demanda, la oferta cae. Uno de los experimentos de la neurociencia es precisamente manejar a los drogadictos no con medicamentos (en el fondo están cambiando una adicción con otra) sino encausando a estas personas a que tomen el control lógico de la situación. A estas personas le realizan resonancias magnéticas y en el trascurso les pasan imágenes del consumo de estas drogas. Primero les dicen que sientan el deseo de consumirlas y se aprecia como aumenta la actividad de la corteza parietal con ello; luego les piden que repriman ese deseo que se abstengan de hacerlo, pensando en el daño que le están causando a su cuerpo, en el dinero que gastan, en su familia, su estabilidad en su entorno social y se aprecia que aumenta la actividad en la corteza preoccipital, luego de varias sesiones en las que se va solicitando que aumente cada vez más las razones en las que es más contraproducente consumirla y hasta ahora se ha visto que es una terapia efectiva. Ahora mismo en nuestro país está cursando una ley que pretende autorizar el consumo de marihuana y lo más probable es que se apruebe, porque se está pensando en el beneficio económico de unos cuantos que ya la están cultivando, sin pensar en las consecuencias a futuro. El argumento es que es un buen analgésico, se les podía contraargumentar que la morfina también es un buen analgésico y proviene del opio y no por eso se ha autorizado su consumo a pesar de que llevamos muchos años utilizándola. Convencer a la sociedad que el consumo de sustancias psicoactivas es adecuado, es hacerles pensar que es preferible el placer personal a el progreso social (es mi concepto muy personal).

En decisiones aparentemente objetivas como es juzgar un delito, también tiene que ver esta dualidad y su cambio en relación con sus necesidades biológicas. Un estudio realizado a unos mil jueces mostró que, en delitos iguales, su sentencia era diferente de acuerdo con la hora en que la promulgaban, eran más liberales si tomaban el caso después de almorzar que si lo hacían cuando tenían hambre. En igual forma, decisiones aparentemente tan complejas y bien pensadas como es votar, no necesariamente es objetiva. Un estudio realizado en USA, por un neurocientífico, en el cual invitó a un grupo de personas, a quienes se les realizó una resonancia magnética mientras se les presentaban una serie de escenas absolutamente desagradables (moscas entre las comidas o está llena de hongos o con ratas) se les midió sus reacciones neurológicas y luego se les pidió que resolvieran un formulario con diversos problemas sociales; las personas que mostraron mayor reacción de disgusto ante las escenas, resultaron ser muy conservadoras y en ese sentido votarán.

Separándome un poco del tema, este estudio no se podría hacer en nuestro país. Acá no tienen que ver ideas liberales o conservadoras, porque en Colombia se maneja la politiquería. Alguien que quiera surgir en política además de buena oratoria necesita un buen capital para comprar votos en los más pobres y hacer contratos a futuro (una vez elegidos) en las clases un poco más altas. Esa votación cautiva es la que les sirve para hacer alianzas y continuar subiendo en el escalafón, no importa lo que hagan, pueden cometer estafas u otros delitos, pero se sigue votando por ellos y luego por sus hijos, porque heredan esta forma de robar al país, manteniéndose en el poder. El congreso de la república ya no es el sitio donde se dictan leyes y al que se accede por votación, sino que, por sus sueldos y prebendas, se ha constituido en un gran premio. Por eso lo ofrecen a las víctimas (unas pocas privilegiadas) a sindicatos o a juventudes que protestan. Si no se rompen estas actitudes, nunca saldremos del subdesarrollo y cada vez nuestro país será más pobre.

La dualidad razón- sentimiento, Como podemos ver tiene que ver con todos los aspectos de la vida diaria. En situaciones tan delicadas como es la vida de otras personas (aunque este tema se tratará en un futuro) también cambia, dependiendo de la parte que predomine en la dualidad. Un experimento en el cual se expone el problema nos ilustra mejor: Viene un tren a buena velocidad y antes de tomar una curva debe tomar una de dos vías, en una hay 4 trabajadores arreglando la vía, el tren no tiene tiempo de frenar, en la otra vía hay apenas un trabajador, jalando una palanca, se puede desviar el tren hacia el trabajador solitario. Prácticamente todos los participantes, tomaron la decisión de jalar la palanca; por pura matemática estaban salvando 4 vidas por una. Pero luego les cambian la situación, en cambio de la palanca, ellos estarían en una tarima al lado de la vía férrea antes de tomar la curva y por delante del participante hay un hombre, para que el tren frene, deben empujarlo; prácticamente ninguno fue capaz de hacerlo. Aparentemente la situación es la misma, es cambiar una vida por cuatro, pero, probablemente la mayoría de nosotros no nos atreveríamos a matar a alguien con nuestras propias manos porque nos sentiríamos involucrados emocionalmente. Este experimento explica en parte la razón de la crueldad de las guerras actuales. Los enfrentamientos ya no son cuerpo a cuerpo, simplemente se aprieta un botón y se lanza un misil que puede matar hasta a miles de personas, o se coloca una bomba o una mina quiebrapatas y lo más probable es que quien lo haga, no se sienta con sentimiento de culpa por el daño que está causando.

Con frecuencia nos encontramos en el dilema de que hacer entre varias opciones que hay que realizar: Hacer un trabajo, irse a jugar, hacer mercado y los valores tienen que ver con lo que más nos agrade y no con lo que realmente es más necesario a realizar. A veces es necesario en esas situaciones acordarnos de Ulises, quien en su travesía por el mar sabía que tenía que pasar por un lugar en donde se escuchaba el canto de las sirenas y los marinos fascinados por esa música se dedicaban a escucharlas y el barco terminaba por chocar con las rocas; para evitar este desastre Ulises se amarró al mástil del barco mientras pasaba por el lugar. Igualmente podemos atarnos a ese mástil para realizar lo más adecuado, por ejemplo, citar a un compañero a la hora que estemos libres para poder realizar el trabajo que hay que entregar prontamente y olvidarnos de las otras opciones que seguramente serían más placenteras.

Las decisiones son parte importante de nuestro quehacer diario y futuro, pues fueron las decisiones, tomadas en un momento dado, quienes moldearon nuestro destino. Ser conscientes de esto, nos permitirá liberarnos de la esclavitud de nuestros impulsos, ser más seguros y de esta forma mejorar nuestro desempeño en la sociedad.

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